Interior de la jaula por siglos oscurecida
De belleza sin igual espÃritu que es como hembra
Dura en sus carnes con reflejos de puro ébano
Fuere su continuación, desesperados
Los magos del Bien que en busca
A buenas horas se detuvieron
Camino de donde surgen las torres de frÃo titanio,
En sus almenas coexisten perdiciones silencios
Que sirven de grilletes a aves del ParaÃso
Vencidas, luego secuestradas
Espacio y ambiente levemente ya mustia
La rosa azul de ese mismo espÃritu
Antaño, tiempos dorados, por la libertad,
Marcados faltando su quintaesencia
Por los tiranos de un Apocalipsis, violentamente
Secuestrado por fuerzas detonantes, grises en su encarnación
Y, tan obedientes a un Mal, familia satánica.
Con la tan diminuta claridad de unas vidrieras
Se escucha latir los corazones in crescendo
De encarcelados los mosqueros con sus pólvoras.
Y que de los firmamentos teñidos con entropÃa
Eternidad a las almas de un Purgatorio
Se consumen en formación de Tribunal,
Augusto juicio sobre un histórico deseo
Que más allá de gélido estandarte
Inflama y con su luz solar ahuyenta
Muy poco pero es ese electrizante destello
En mitad de un habitáculo, prisión.
Felipe Pazos López. Colaborador do CRPL Sara Vázquez (Culleredo)