Mi existencia en Apem Carballo es amena, entretenida, lúdica, llena de enseñanzas y montones de actividades que me ayudan a estar realizado como al resto de compañeros, ya que gracias a nuestra estancia aquà  podemos tener relaciones sociales de convivencia. Recuerdo, derivado de mi enfermedad, el estado de abandono en el que me encontraba antes, aún teniendo de todo en casa como la propia vivienda y comida; pero el Centro me guió por un camino de ilusión y actividad, tanto fÃsica (deportes), como intelectual y emocional al conectarme otra vez con el mundo (Taller de prensa, manualidades e incluso algún pinito en jardinerÃa). Las monitoras y educadoras cuidan de nosotros en diferentes talleres, para, dentro de las limitaciones propias de la enfermedad tener una vida positiva, también psicólogos y servicios médicos. Una buena idea es la de los pisos tutelados para la gente que no tiene vivienda o perdió el arraigo familiar. Dentro de un mundo de tolerancia, colaboración y preparación incluso sirve para reinsertarnos socialmente y tener acceso al mundo laboral.
Termino esta crónica diciendo que las estancias en Apem generan positividad para los estamentos públicos, para los enfermos y para la gente que trabaja con nosotros.
José LuÃs Varela España. Colaborador CRPL Carballo